viernes, 30 de octubre de 2015

JUNTOS, ES MEJOR.

    Durante toda mi formación, desde que entré a un centro Educativo a la edad de tres años, he podido experimentar diversas situaciones donde la cooperación y el trabajo en grupo han sido de vital importancia.
Las personas somos seres sociales, es decir, necesitamos vivir en sociedad. Ya desde épocas antiguas los primitivos precisaban de la interacción con los demás para cazar y conseguir alimento.

    Es por todo lo anterior, por lo que en el Decreto 254/2008 por el que se establece el currículo del Segundo ciclo de Educación Infantil de la Región de Murcia, uno de los objetivos principales que se establecen es: Relacionarse con los demás y adquirir progresivamente pautas elementales de convivencia y relación social, así como ejercitarse en la resolución pacífica de conflictos.  ¿ Y QUÉ MEJOR FORMA DE ENSEÑAR A LOS MÁS PEQUEÑOS A SABER VIVIR EN SOCIEDAD QUE MEDIANTE EL JUEGO COOPERATIVO?

    El juego cooperativo es un juego donde el simple placer de jugar, está puesto en avanzar dentro de la persecución de un objetivo de grupo que será alcanzado gracias a la ayuda mutua. Este tipo de juegos tienen un gran aporte para los niños y niñas en la etapa tanto de Infantil como de Primaria y Secundaria, ya que ayudan a éstos a:

- Tener confianza en ellos mismos y en otras personas.

- Poder interpretar y aceptar los comportamientos de sus compañeros.

- Comunicarse positivamente.

- Comprenderse mejor a sí mismos y a los demás...

¿ POR QUÉ HABLAMOS DE JUEGOS COOPERATIVOS?

    Cuando los infantes juegan, se puede observar que existen niños que actúan con violencia, con rencor, envidia... es decir, se provocan efectos negativos en ellos mismos y en sus compañeros.

    Aceptamos tanto en la vida como en el juego que son normales las relaciones de dominación y agresividad donde las personas fuertes superan a las débiles, y decimos que probablemente quien perdió se lo merecía, y que quien ganó también habrá sido por algo.

    Muchas veces utilizamos juegos sin cuestionar los mensajes y valores que transmiten. Pongamos por ejemplo el juego de la silla. En este juego las personas salen de la actividad si se quedan sin silla excluyendo a las menos habilidosas. Esto genera en ocasiones situaciones de angustia, de sentimientos negativos tanto en las eliminadas como en las ganadoras. A veces provoca agresividad y una tendencia a hacer trampas. ¿Es esto sano para el crecimiento personal y del grupo?

    Los juegos cooperativos tratan de conseguir diversión sin excluir ni humillar a nadie y de favorecer un ambiente de aprecio recíproco donde no se mira a la otra persona como competidora, sino como compañera de juego.

    Poniendo un ejemplo de juego cooperativo, ya que antes he mencionado el juego de la silla como un ejemplo de juego que fomenta la competición, éste podría convertirse en un juego cooperativo, cambiando una sola regla: que cuando no hayan sillas para todos, en vez de que esas personas se eliminen y no puedan seguir jugando, que se le dé la oportunidad de sentarse encima de un compañero que sí tenga silla. Se parará la actividad cuando exista dificultad para que todos se sienten.

    Además, este tipo de juego puede dividirse en siete subtipos:

1.  Juegos de presentación: Un ejemplo sería el baile de la medusa. Este juego estaría destinado a conocer y aprenderse los nombres de los alumnos del grupo-clase. Se le pide a un discente que haga el baile  de la medusa mientras el resto cantamos:

Queremos que (Nombre)
nos baile la medusa.
Medusa por aquí,
medusa por allá,
medusa por delante,
medusa por detrás.

2. Juegos para conocerse: Un ejemplo sería el juego Que se cambien de sitio... Éste consiste en que todas las personas se sientan en círculo en la asamblea. Alguien dice una frase, por ejemplo: Que se pongan de pie y se cambien de sitio quienes llevan falda. Entonces todas las que llevan falda se ponen de pie y se cambian de lugar.
Podemos decir: Que se pongan de pie y se cambien de sitio quienes tengan algo rojo en la ropa. Y se cambian de lugar las que tienen algo rojo en la ropa.
Que se cambie de sitio quien tenga sueño. A quien le gusta el color rojo. Quienes han dado un beso a alguien esta mañana, etc.

3. Juegos energizantes: Son actividades lúdicas que sin cumplir de forma directa ninguno de los objetivos de otros capítulos sirven para desprender energías. Un ejemplo sería el juego de el tronco del árbol. Dicho juego consiste en explicarle a los niños  cómo rueda el tronco de un árbol después de cortado.
Se sienta una niña en el suelo, después se tumba. La enseñamos a rodar por el suelo del aula.
Después lo hacen otras niñas y niños separándose mucho unas de otras para no estorbarse.

4. Juegos de confianza:  Un ejemplo sería una actividad llamada El lazarillo, la cual consistirá en que por parejas un miembro de éstas se tiene que vendar los ojos y el otro dirigirlo hacia donde se encuentren los diversos objetos que va diciendo la maestra.

5. Juegos de contacto:  Un ejemplo sería el juego Yo tengo un gatito, que consiste en recitar una poesía ( Tengo un gatito y con mis manitas le lavo la cara y las orejitas).
Le voy recitando esta poesía a la niña que tengo al lado a la vez que hago como si le lavo.
Después se cambian los roles. Podemos añadir otras partes del cuerpo: El cuello, la espalda, la barriga, le lavo el pelo, le seco, le peino...

6. Juegos de estima:  Un ejemplo sería el juego de Nos aplaudimos. Éste consistirá en que cada niño tendrá que decir una característica positiva de sí mismo y todo el mundo le aplaudirá.

7. Juegos de relajación:   Un ejemplo de este juego sería Perritos a dormir. Todos somos perritos que caminan a cuatro patas por el suelo. A la de tres todos se quedan dormidos tumbados en el suelo totalmente quietos. ¡Perritos, a dormir!

¡Espero que os haya gustado la información y que vosotros y vosotras también fomentéis la cooperación en vuestra aula y/o casa!




Las mujeres y los hombres sólo son personas de verdad cuando juegan.

- Friederich Schiller.







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